Simpleza

Cuando no sale nada.

Cuando tienes ganas de escribir y no sale NADA.

Ese momento en el que te duelen los dedos, porque las palabras se amontonan al final de éstos.

Ese momento en que ninguna canción parece buena para tenerla de fondo.

Ese momento en que nada importa.

Te ahogas entre pensamientos futiles y palabras inverosímiles, expirando burbujas de frustración.

Y... De repente, decides nadar. 

Y... Lo haces, con todas tus fuerzas. 

Y... Llegas a la superficie e inhalas todos aquellos sueños y promesas nunca terminados... Nunca cumplidos.

Aquellos que saben a fresa. 

Aquellos color gota de lluvia.

Aquellos capaces de explotar como una burbuja esparciendo tu mente a los cuatro vientos.

... A veces no sé que escribir.

... Pero, salga lo que salga de la punta de mis dedos, sean cuales sean esas palabras inconexas, me calma poder plasmarlas.

Cometer errores, es mi especialidad

Lucha

Todos tomamos decisiones.

Todos elegimos.

A veces es más fácil, a veces es extremadamente complicado, pero, ahí, y sólo ahí, reside el valor de las mismas.

Aquello que es fácil, no se valora, no se aprecia, no se recuerda... Nunca será parte de las historias que cuentes cuando te definas o cuando desees entretener a tus nietos.


Las historias las conforman las elecciones y decisiones difíciles. 


Hemos de quedarnos y luchar, o huir. No hay lugar para el quizás o el más tarde; es el ahora, el sí, o el no.

Ahora lo comprendo.


Toda mi vida he huído, me he escondido en un rincón y gritado. He esperado tu mano, la de ella, o la de aquel para que me ayudasen a levantarme; cualquier mano me servía y me era suficiente siempre que fuera ajena. Siempre que no me requiriera esfuerzo a mí.

Escapaba de lo difícil y me refugiaba en la seguridad de la facilidad.

Ahora lo comprendo, ahora lo veo.

Por ello, ahora es tiempo de luchar.

Por ello, ahora comienza mi historia.