Hoy no es mi mejor día.
Has aprendido a lidiar conmigo cuando tengo estos Días Rojos (y ambos sabemos que no hablo de nada que tenga que ver con cosas de mujeres).
A dejarme mi espacio, pero dando muestras de aquí estás. A presionarme lo justo para que me sacuda y vuelva a levantarme y caminar.
Sabes que se me pasará, que volveré a ser yo; me das todo el tiempo del mundo, con mimo, y con paciencia, esa paciencia que tenemos el uno para el otro y que parece inagotable. Esa paciencia que luego nos da los frutos más dulces que ninguno podemos desear: abrazos, besos, cariños, y un futuro.
Sabes que te extraño mucho, que me haces falta. No dejo de repetírtelo, pero es que, pequeño, es difícil tocar el cielo con la punta de los dedos y luego no sentir mono.
Un día más cerca de lo que ha de ser.
Te tero precioso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario