miércoles, 23 de abril de 2014

Día 2

Los recuerdos se agolpan, y reclaman.

Las noches diciéndome bonita hasta quedarnos dormidos.

Las llamadas de horas que sólo finalizaban cuando escuchaba tu respiración pausada, lenta, tranquila.


Las sonrisas. Parecía que nos sobrasen, siempre cayendo alrededor nuestra. Las derrochábamos quizá, pero era bonito usarlas a cada instante.


Tus abrazos, apretándome muy fuerte junto a ti, mientras besabas mi mejilla y me dedicabas una mirada, esa mirada que calaba profundo, y me mojaba hasta los huesos, dejándome desamparada ante algo tan fuerte.


Las mañanas, en las que no existía otro despertador que tus bocados en mis hombros; yo me giraba, y siempre era la misma conversación "mmm... buenos días precioso" , "hola bonita" me susurrabas, para después besayunarnos.



Los momentos huyendo de ti por todo el cuarto, tú intentando retenerme quieta un momento, y yo escabulléndome.



Cuando nos veíamos tras días sin poder hacerlo, y nos mirábamos y sonreíamos, bajando yo la cabeza, porque, pequeño, esos ojos saben leer cada pensamiento y sentimiento que albergo, y, aún es pronto para que lo sepas todo.



He recordado cada segundo a tu lado que está almacenado en mi memoria.

Esa ha sido mi tarde. Ese es mi día a día siempre que no nos podemos acariciar.



Sólo queda esperar, como siempre. Porque merece la pena, como nunca antes.



Te añoro.

















No hay comentarios:

Publicar un comentario