sábado, 25 de enero de 2014

Angels Lie To Keep [CONTROL] I

Escrito en el 2009. Tiene muchas cosas que se podrían arreglar, pero no me apetece hacerlo. Creo que es perfecto así.


Los nudillos comenzaron a plagarse de heridas por el incesante golpeo a la puerta que no recibía respuesta. Su impaciencia iba en aumento.

De repente, y sin previo aviso, el cerrojo comenzó a ceder a causa de la fuerza aplicada sobre él tanto tiempo, hasta que, por fin, aquel dichoso trozo de madera se abrió de par en par, dejándole ver una habitación aún más destartalada de lo que recordaba.

Viejos escritos y cartas cubrían el suelo con una caligrafía impresa tan irregular como la persona que los había escrito… Al fijarse en los folios más detenidamente pudo ver unas gotas rojas intensas, no quería pensar en esa posibilidad.

Intentó dar un paso, bajo su pie crujieron quejándose algunos trozos de cristal, seguramente pertenecían al espejo que antes había estado colgado en la pared; Dirigió su mirada a esta, lo encontró destrozado. Ahora no se adueñaba de él la impaciencia, si no la desesperación porque sabía que iba a encontrar si decidía seguir adelante y atravesar la habitación.

Con una convicción no demasiado firme, comenzó a avanzar lentamente. El intenso olor de unas rosas casi marchitas llegó hasta él como un presagio, una advertencia, un no sequé.

La puerta del baño estaba entreabierta, dejando salir algunos haces de una electrizante luz. El miedo atenazaba su corazón, mas que sabía que debía seguir, que debía darse prisa.

Abrió de un empujón la puerta. La luz se apagó, dando protagonismo a las llamas de unas velas en las que no había reparado siquiera.

Ella estaba en un rincón, sentada, con las piernas encogidas. A su lado, en la pared, unas horribles manchas de sangre teñían el enchufe donde antes había estado conectada la lámpara, siendo estas arrastradas hasta casi tocar el suelo, como si la mano de aquel que hubiera desenchufado la luz no hubiese tenido fuerzas suficientes como para alejarla, escurriéndosele por la pared.

Lo miró, su mirada vacía, y una sonrisa comenzó a extenderse por todo su rostro.
“Has venido…” Susurró “Te dije que no lo hicieras, no quiero que me recuerdes así…”

Él se abalanzó sobre ella cogiéndola en brazos, la besó en la mejilla. Pudo llegar a pronunciar de una forma casi inentendible por los nervios una sola frase “No te preocupes cariño, todo se arreglará, te vas a poner bien, no te vayas por favor…”

La chica negó con la cabeza, y, en un esfuerzo titánico logró tocarle la cara al muchacho, dejando su marca carmesí imprenta. “No hay nada que arreglar ya… Nada que me haga estar bien… Nada que me retenga aquí un solo minuto más… No intentes salvarme, pues esta vez no podrás pequeño”

La mano se escurrió de nuevo, yendo a parar al suelo con un golpe seco, manaba demasiada sangre.
Él logró entender que hiciera lo que hiciera, había tomado una decisión… No existía manera alguna de hacer que cambiase de idea. Así que la besó por última vez. Al separar sus labios, susurró “Te quiero” Sonriendo aún más, ella contestó “Yo también”

Supo que aquello había sido el fin. Y abrazó su cuerpo inerte con más fuerza que nunca lo hiciera cuando este rebosaba vida.

La amaba. La había amado con toda su alma, pero ella no se merecía esa clase de amor, ella merecía mucho más. Cuando se percató de ello, fue demasiado tarde.

Su ángel se había marchado.




[Angels lie to keep control. Don’t forget this.]


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