lunes, 14 de octubre de 2013

Asociaciones cognitivas

Tócame, despréndeme

Entre beso y beso, haces erizar
todo mi cuerpo, sé que no soy
la mujer con curvas perfectas,
pero cuando tus labios ruedan
por mi cuerpo, cualquier pensamiento
de vanidad queda por fuera de esto.

Acaricias mis senos, me besas
desaforada y dulcemente, parezco
estar en la zona más candente
de esta tierra; siento tus labios
bajando por mi cuello, por mi
pecho, por mi vientre.

Mi humedad baja por mis muslos,
mientras que tu intentas retenerla
con tu lengua.
Mis cabellos se hacen una selva
de maraña entre tus dedos; mi
silueta en la pared, refleja mi
cuerpo arqueado por la magia
de tus dedos.

Mis pupilas están dilatadas,
mis piernas cada vez más
separadas una de la otra; pierdo
tu cabeza de mi vista, está allá,
anclada en aquel mar donde mi
jardín florece.

Quiero salir volando, mis manos
empuñan las sábanas, siento que
estoy flotando, mi respiración
se entrecorta, me hablas al oído y
haces que mi respiración se acelere,
estoy gimiendo.
Siento que mi alma se desprende, me
arrancas algo de mi interior; mi cabeza
está inclinada hacia atrás, mis ojos están
cerrados y mi boca está abierta, ¡grito!

Un suspiro, estoy agitada, estoy
jadeando, abro mis ojos, no sé
donde estoy, escucho un “te amo” y
siento que me abraza un cuerpo, un
cuerpo caliente y húmedo.

Suspiro nuevamente, yo, una
mujer, he renacido con aquel
hombre.

Por: Ángel Herrera Díaz

No hay comentarios:

Publicar un comentario